viernes, 23 de mayo de 2014


LOS CUATRO ERRORES DEL MODELO EDUCATIVO COLOMBIANO
Mantener un modelo educativo obsoleto, tener miedo a transformar la forma de enseñar, invertir poco en investigación y ciencia y subvalorar el capital humano del sector son, a juicio de expertos nacionales e internacionales, los principales errores en los que incurre el sistema de educación en Colombia.
Durante el foro Innovación más Educación igual Desarrollo (I + E = D), que organizan Empresarios por la Educación, Fundación Telefónica y Connect Bogotá, para buscar alternativas que le permitan al país mejorar la calidad educativa a partir de la innovación, reconocidos expertos y consultores hicieron un llamado a que Colombia se arriesgue a construir su propio modelo. (Lea también: Compartir premió al mejor maestro y rector del país)
Para el británico Dave Snowden, fundador de Cognitive Edge (reconocida consultora en educación e innovación), el peor error que puede cometer el país en este aspecto es querer copiar modelos de educación que han sido exitosos en otros países, “sin tener en cuenta el contexto propio. Aunque sean exitosos, esos modelos caducan, se vuelven obsoletos con rapidez, en un mundo que cambia a diario”, dice.
Snowden recomienda no imitar experiencias de países como Singapur, Corea y Japón, que puntean en las pruebas internacionales de desempeño académico, como las Pisa, sino observar.
De acuerdo con Gwang-Jo Kim, director de la Unesco para Asia y el Pacífico, quien también vino como conferencista al evento que concluye hoy, estos países deben tal éxito a una tradición que da enorme importancia a la educación y sus procesos.
“Esto, que está ceñido a su cultura, es imposible de imitar o implantar; por ejemplo, en América Latina, que es una región tan distante y diferente”, advierte Kim.
Este reconocido experto considera a su vez que no valorar el papel de los docentes y de los demás actores que intervienen en los procesos educativos es un error garrafal.
“Desempeñan un papel vital, tienen competencias que pueden potenciarse y aprovecharse; la clave está en reconocerlas y saber hacerlo”, dijo Kim, quien criticó el hecho de que el país preste tanta atención a las pruebas Pisa, que “no miden competencias como el aprendizaje colaborativo de los estudiantes”.
En el mismo sentido se refirió la consultora colombiana Ana María Pardo, quien asegura que nada se logrará si el país mantiene un modelo educativo viejo, desarticulado de la sociedad y con prácticas de aula que privilegian lo memorístico y desconocen las competencias de hoy. “Nació con la segunda Revolución Industrial y se mantiene. Es urgente que experimentemos nuevas alternativas”, sostiene.
Hay que invertir más                                               
El director del Centro para la Innovación, la Tecnología y la Investigación de Políticas, de Portugal, Manuel Heitor, pidió no desestimar la importancia de invertir más recursos en ciencia e investigación, que tienen un innegable impacto en educación, innovación y desarrollo. “Muchos países le apuntan a destinar como mínimo el 2 por ciento de su PIB a este tema, y Colombia aún está lejos de eso”, señaló Heitor.
Expertos aconsejan
Arriesgarse. El peor camino es seguir atados a un modelo anticuado. La clave de la innovación es ensayar uno o varios modelos propios. Se vale equivocarse, pero no repetir errores.
Maestros. Hay que reivindicar su papel socialmente y reclutar para este papel a los mejores estudiantes.
Articular. La calidad educativa involucra a todos los sectores de la sociedad.
Invertir. Para educar, crear, investigar, innovar y transformar el sistema.
Experiencias destacables en el mundo
1. Singapur
En Singapur, solo los mejores estudiantes del país acceden al Instituto Nacional de Educación, que forma a los maestros. Se trata de una profesión de prestigio y bien remunerada. El sistema hace un juicioso seguimiento de cada estudiante, que avanza según sus competencias.
2. Cuba
El consultor marroquí Jamil Salmi destaca el sistema cubano. La educación es gratuita y universal, y el sistema de salud soporta al educativo; se ocupa de que los niños estén nutridos y sanos. La formación es pertinente para las necesidades del país.
3. Países nórdicos
En países como Finlandia y Noruega, el sistema privilegia el bien común y el trabajo colaborativo. Tienen centros educativos dedicados al emprendimiento y la innovación, que estimulan la creatividad y la aplicación de conocimientos

 Por: REDACCIÓN VIDA DE HOY. DIARIO EL TIEMPO.

lunes, 12 de mayo de 2014

Evaluar en el aula de lengua
Desde enfoques comunicativos y nocio-funcionales y desde los supuestos de la teoría de la recepción, la evaluación en el área de lengua consiste en el seguimiento de procesos de aprendizaje lingüístico-comunicativo y en la observación del proceso de integración constructivista de los saberes pertinentes para alcanzar un óptimo uso, manifiesto en la producción, en la recepción y en la interacción lingüísticas. Evaluar en el aula de lengua -el aula es un espacio de interacción comunicativa- implica superponer aspectos de interacción lingüística y pedagógica. Es decir, el rasgo genérico de la evaluación en nuestra materia radica en la observación de dos procesos interactivos y comunicativos superpuestos (el lingüístico y el pedagógico), que justamente se manifiestan en las actuaciones lingüísticas que se estimulan y se desarrollan en el aula. Es importante, aunque no fácil, enmarcar la evaluación de una actuación lingüística en una situación comunicativa real, para apreciar la validez de los actos de recepción/producción en su funcionalidad pragmática; de lo contrario, evaluar el potencial alarde de dominio lingüístico servirá de poco, si no es posible constatar que se trata de saberes susceptibles de adecuación a las diversas intencionalidades y efectos comunicativos.
Como señala Morrow (1979), la producción lingüística es, por su propia naturaleza, un fenómeno integrado, y cualquier intento de aislar y evaluar elementos discretos de él destruye su holismo esencial. Si el propósito es medir hasta qué punto un candidato es capaz de usar la lengua con fines comunicativos en sentido general, entonces parece incuestionable que un test de actuación que mida la conducta lingüística del alumno en su totalidad como actividad comunicativa es necesario, «ya que parece imposible derivar datos rigurosos sobre la actuación lingüística comunicativa, utilizando pruebas donde se evalúa de forma aislada los componentes del discurso en términos de estructuras, léxico o funciones» (vid. M. Valcárcel y M. Verdú, 1994:102).

Inicialmente, resulta obvio que evaluar en el aula de lengua no es sólo valorar diversos tipos de producciones lingüísticas, sino también apreciar el potencial dominio de conocimientos, habilidades y estrategias mostradas en la global interacción comunicativa (Mendoza et al., 1996:398-405). Para ello resulta necesario matizar con qué criterios (referidos a la adecuación, la coherencia, el registro, etc.) han de ser valoradas las producciones interactivas, porque son muchos los casos en los que la autenticidad de los procesos comunicativos desarrollados en el aula, con referencia a unos contenidos de aprendizaje, dejan puntos ambiguos sobre su adecuación y validez para ser evaluados como una auténtica interacción comunicativa. A ello se añade la delicada cuestión de atender a la dificultad de valorar las modalidades de uso surgidas de actuaciones impredecibles, motivadas por la espontaneidad propia de situaciones vivas y contextualizadas (hecho que no escapó a la revisión crítica de J.B. Carroll, 1980 y 1985) y que acaban siendo valoradas desde cierta asistemática subjetividad de criterios personales del evaluador.